Las oportunidades

16 diciembre 2009

Caer.


-Nudo flojo. Ideas que corrompen. Momentos insaciables. Desesperación, bronca, ira, sobretodo ira. Si tan sólo se hubiese ajustado, remediado, acordado, sobretodo acordado.
Nudo roto. Hilos que se desprenden unos de otros, como si el fuego los estuviera consumiendo de a poco, hasta que el último fino enganche se rompe, y cae lentamente, despedazándose en el aire, cicatrizando sus puntas hasta volver a ser uno, hasta volver a ser cuerda. Todavía no llega al suelo, sigue suspendido en el aire, como si el tiempo se hubiera detenido en el momento que el último trozo de hilo (que le había permitido esa extención de sí mismo por tanto tiempo) se deshizo.
La gravedad no deja que se resista. Ya está cayendo, ya se soltó. Pelea con el aire contra algo sin remedio. Lucha para no dejarse caer, y aunque ya no pueda volver a ser nudo, se conforma con mantenerse en el aire. En el aire ¿Para qué? ¿Para cicatrizar? ¿Para Buscar la fuerza que logre corromper a la gravedad? ¿Para intentar no-caer? ¿Para resistir? - No. Para volver a sí mismo. Para caer fuerte, pero completo. Para volver a ser cuerda. Y por dios, BASTA de nudos.